De a poco y a zancadas se acerca el invierno.
Es triste saber que de once conversaciones que se oyen entre las calles, once traten sobre dinero. La doceava no la cuento, un montón de ruegos y un llanto me parece más bien un episodio fuera de toda discriminación.
Se asemeja esto a un juego de mutación sin registro. Nada más abierto nada más que querer estar de vuelta entre los propios ruedos. Y sin embargo llovemos, de tanto en tanto entablamos pasadizos momentáneos y estrechos esparciendo huellas y hojarasca, soy yo mismo quien me ofrezco, la falta de aspiraciones no me redime. Las respuestas igualmente se suceden, y se esmeran en desaparecer. El tiempo ayuda pues lo perdona todo. De a poco y a zancadas se acerca el invierno.
Yo que veo margaritas en todas partes buscando un jardín.
Es triste saber que de once conversaciones que se oyen entre las calles, once traten sobre dinero. La doceava no la cuento, un montón de ruegos y un llanto me parece más bien un episodio fuera de toda discriminación.
Se asemeja esto a un juego de mutación sin registro. Nada más abierto nada más que querer estar de vuelta entre los propios ruedos. Y sin embargo llovemos, de tanto en tanto entablamos pasadizos momentáneos y estrechos esparciendo huellas y hojarasca, soy yo mismo quien me ofrezco, la falta de aspiraciones no me redime. Las respuestas igualmente se suceden, y se esmeran en desaparecer. El tiempo ayuda pues lo perdona todo. De a poco y a zancadas se acerca el invierno.
Yo que veo margaritas en todas partes buscando un jardín.
8 comentarios:
Pues ojalá nunca dejes de ver esas margaritas aunque sea de una en una. Por aquí de a poco y a zancadas se acerca la primavera...Y sin embargo...tardará en desaparecer tanto frío como dejó el invierno.
Un abrazo cálido
"Yo me ofrezco..." completo, hermoso... como un poema... como los trigales, las margaritas... a campo abierto, como el chucao ofrece su canto al caminante del sur...
Tirúa, para concer.
Muy lindo.
Saludos.
A veces sólo hay que darse cuenta que en una orilla de la carretera se puede armar el propio jardín.
Encantador
( como ves, ha vuelto la susodicha a escribir leseras inmersa en unos breves lapsus de inspiración)
El tema no es cercenarse las aspiraciones, creo. Tal vez sólo sea aspirar desde la honestidad más que desde la utilidad. Dejarse fluir, como quien dice.
Sentir que la hojarasca no es desperdicio, sino comienzo de tierra.
Coleccionar margaritas movedizas y, en vez de deshojarlas para saber si te quieren mucho o poquito, ponértelas en la cara, al lado de la boca, para acompañar las cosquillas.
Abrazos sin deshoje.
De a poco y a zancadas, a ritmo desigual, rápido a veces, a veces parece inalcanzable, el invierno..
Y sin embargo llovemos, eso me gustó mucho, y las margaritas en todas partes, y el jardín que espera en un lugar.
saludos cariñosos de otoño
El invierno siempre está o se acerca. Su estela se confunde entre las miradas de la gente sin rostro, en las palabras que flotan livianas como un sueño. Pero el invierno nunca se pierde, porque en su horizonte se perfilan los contornos del tiempo.
Espero que el regreso haya sido reparador. Un abrazo.
el invierno no esta a la vuelta del verano, esta a la vuelta del gris con que lo pintan.
El alma también tiene estaciones. Ciclan en desorden y nada tiene que ver con el mundo. A veces llovemos, otras estamos llenos de margaritas.
Un beso.
M.
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