Lo supe hace algunos años, y lo recuerdo ahora que estoy en Brighton bajo este frío invierno, cerca del río Ouse. Desde entonces, despedirse con tan solo una letra y un punto me evoca una suerte de confesión remota, un algo extraño casi íntimo, como un lazo secreto pero escondido entre pliegues mutuos. Así me lo creo, dejo prevalecer mi inocencia de que siempre hay un más allá, que la presencia de alguien, cualquiera que sea, con toda una vida a cuesta, por mucho que finalice una misiva o un simple texto con apenas su inicial, no acoge pretensión alguna de contrariar o esgrimir su propia existencia como si la función concreta sobrepasara a su persona, a sus memorias, o a sus certezas. Quiero creer que siendo o no un asunto de presencia, o la escasez de ella, se desliza algo, entre nudos, en algún recodo de pausa detrás de esa fiera cara de letra puntualizada, quiero creer que en esa escueta distancia, hay un intento de no confesar más de lo deseado. Entonces es un asunto de intimidad, de que tal vez ya existe algo, y no sea necesario entrar más en detalles.
Pues detalles, aquí me detengo y comienzo desde el principio. Observo diariamente el caminar de la gente con sus distantes pasos y sus esquivas miradas, y llego a la misma conclusión y a la misma paradoja que en el transcurso de los años me deja cada día más perplejo: el ahora no existe. Construimos una línea de tiempo que nos remonta hasta donde queremos, dejando la duda de lo que no nos convence del todo para lo cual elevamos templos y castillos y así procurar abastecer a nuestro pasado en pos del futuro, y por el contrario edificamos toda nuestra propia existencia, normas, valores, ¡sentimientos!, en lo que vendrá. Y el ahora… ya se ha marchado. Hay un terror inmerso en la oratoria de que el tiempo se te viene encima, hay una amenaza latente, una pugna, pelea pelea niño que tienes que vencer para que crezcas te enseñan desde chiquillo, pelea lucha compite, es una batalla enorme esto del reloj, y ni siquiera logramos aprender a contemplar. Si hasta es una tragedia haber nacido en cada parte del mundo, para esta parte inglesa de cinco horas adelantado soy el hombre del mañana, para mi tierra madre amerindia sureña soy el hombre del ayer. Tendré que ser tragado por un agujero de gusano entonces para ser el tipo de ahora, o esperar que todo el mundo se fume un buen porro para que me admitan en presente, vivito y coleando como quiero creer que estoy. A lo mejor estoy por completo equivocado y ya dejé de ser lo que fui, y lo que quise ser nunca llegó pues me inventé futuros que nunca fueron e irremediablemente todo tiempo pasado fue mejor, y nada cambiará aquello, nada… Vaya que trágico, puedo escribir todo un párrafo incongruente, puedo decir dos veces la palabra nada, y ni siquiera es necesario mencionar el presente.
Ergo, del presente no se habla, nada es definitivo, lo que es ahora no es lo último, y por tanto no tiene mayor relevancia. Así que qué importa como firmo mis notas, no importa como me llamo ahora, más vale quién seré, y si desconfías, cómo fui llamado en el pasado. Es un hecho absoluto, el virus de lo efímero se ha instalado en nuestros huesos, si el gran juicio llegara, que Dios y
Sea cual sea el caso, entre tanta pregunta no resguardada, lo que queda es que
Odioso de mí, no me satisface nada y quisiera entrar en detalles: ¿
Tal vez sea mejor guardar silencio y reconocer las palabras de Montaigne: “Presenta más problema interpretar las interpretaciones que interpretar las cosas”. Mejor guardar silencio como único, ínfimo, y pequeño homenaje a doña Virginia y todos mis guijarros de colores que me recuerdan que sí existo.
M.
2 comentarios:
que relato mas íntimo. Me ha gustado leerte. me quedo con tu idea del presente, del pasado y del futuro...me cuesta en realidad y en ocasiones vivir el presente porque estoy demasiado abocada hacia lo que vendrá, es decir hacia el futuro. y, el tiempo, ese maldito reloj, sea biologico i o real no para de correr y no podemos detenerlo. solo podemos acoger instantes personales, momentos que son recuerdos pasados.
yo en estos momentos intento vivir el presente dia a dia aunque... no me guste ese reloj. y parece que cuando tienes una edad.. todo acontece mas rápido.. no se.
saludos
aina
pd me encanta la imagen de tu blog. cielo azul e immenso mar
hoy he dado unos pasos hacia atrás, Marcelo, ya ves, eso de la red permite sacarle la lengua al tiempo... :-)
Virginia, los guijarros...
me ha gustado como lo entrelazas
"always to look life in the face..."
besos
y hasta pronto...
Publicar un comentario