miércoles, 1 de octubre de 2008

De esa rabia mezquina

De la rabia que se apodera de todo. De cuando te sientas a oír, a mirar, a leer versos, esbozos, estrofas de otros, escenas a fin de cuentas, y brota como un remolino oscuro de adentro que se crece y se teje, y toma forma y color y huele, y te dibujas ideas de lo que podría haberse dicho o hecho en vez de palpar y dejarse abrazar por lo que ves o lees. Y entonces sale la crítica, esas palabras que se enhebran de bronca para defender tan solo la bronca, y se ordenan sagazmente y son aventadas, exactas, despiadadas, terribles, sacando a la luz esos pedazos ínfimos que nadie ha visto, y la queja crítica que golpea y duele, y luego el sentirse mejor porque ahora gracias a tal agudeza, la estantería toda cojea sin piedad, y luego la estantería toda ya no sirve de mucho, y todo el universo sigue estando donde mismo, que siempre será el lugar más seguro para quienes el volar en plena libertad es demasiado riesgo.

Ahí entonces, esa rabia, que se apodera de todo. Pobre colofón, y triste. Quién es quién y todo se confunde, quién es quién, uno en solitario que ha recibido el zarpazo del reproche crítico, mirándose a la cara, avergonzado, sintiendo que todo lo pintado, lo hecho, lo escrito, no ha valido la pena; el otro, que ha soltado sus perros bravos del destace y ha vencido, sin confesar jamás nunca que no es más que un asunto de propia carencia al no haber alcanzado esa libertad que en secreto siempre ha anhelado, sintiendo, en solitario, que todo lo dicho no valió finalmente la pena, y la libertad, finalmente, nunca llegó. Pobre colofón, en solitario ambos dos.

Me aparto, lo siento, no evalúo mi vida según lo que podría recibir de ella, no comparto las mismas huellas y cicatrices, yo no le temo al silencio.

I know you
I care too
I see through
all of the pictures that you keep on the wall
all of the people that will come to the ball.
But hear me calling
won't you give me
a free ride.

“Free ride”, Nick Drake

3 comentarios:

Marina Culubret Alsina dijo...

sentir todo el cromatismo de sentimientos...
a veces es necesario para agarrar con más firmeza el pincel.
Marcelo...
yo tampoco temo al silencio, porque en realidad...el silencio-silencio no existe. Siempre hay palabras que circulan por el aire, frases que acarician la mejilla como los rayos del sol a media mañana de otoño, sean las distancias cuales sean.
Así que...
en silencio
seguimos hablando y cantando ;-)

un beso de llampedken

kany dijo...

La libertad siempre existió.

L Mery dijo...

Me gusta el silencio, me brinda paz, me abstrae del tiempo (del real), me gusta el silencio cuando yo lo escojo. Sin embargo, cuando a veces me es impuesto desde afuera, me parece, aunque sin voz, como un largo grito de hielo.

Me ha encantado lo que has escrito! aunque debo confesar desde mi minimidad-lectora, que aún no he llegado al punto de ver desde tan arriba, o sea, mis estantes me seguirán sorprendiendo por un buen rato... quizás por siempre.
Un abrazo y, como siempre, un gran gusto pasar por acá.
L.