De querer descargos, de arrastrar los huesos, de gemir
al fondo de un abismo
de gritar y llorar y llamar al cielo más remoto.
Camino, sucede que camino por este Santiago herido que me agrada más de lo que recordaba, y aún no acabo de entender. Sucede que me dejo llevar por sus calles repintadas con sus cafecitos neofashion y su gente entera cool, y esta vez no me pareció todo un montón de pelotudeces. Sucede que tal vez sí, lo veo como un nuevo ficticio, y me veo en él.
tiene en su cara pegada el abandono
tiene en su cara pegada el volverán.
Huele a retorno.
7 comentarios:
Hola!
Supongo que volveré a escribir en breves, mucho estudio y algún viaje me hizo alejarme de este mundillo, pero espero retomarlo pronto.
Bonito post, la verdad nunca he estado en Chile pero alejarme de mi costa por mucho tiempo sería duro,aunque al otro lado del charco también se está bien.
Gracias por pasarte.
Saludos
Quizás también huele a lágrimas, salinas, que como la marea van y vienen, descargando su oleaje a orillas y a distancia.
Bellisimo lugar el tuyo.
me reconozco en esos paseos tuyos por estas calles que seducen como una misteriosa posibilidad, casi te veo en un cafecito de esos con el azul de la mar pegado en los ojos
un abrazo con cariño
Siempre vuelvo al mar. No importa donde esté su orilla.
la mar que une orillas, por muy lejos que estén...
Un abrazo.......!!!!
yo vivo en chile
y me apesta santiago
la vida es muy rapida allá
la gente camina corriendo y te pasan a empujar sin pedir perdon siquiera o permiso
el sur es lo máximo
gracias por tus comentarios
Me gusta.
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