Pedacitos de cielos y mundo entre las yemas de los dedos, aires mantenidos a saber, la mesa sonriente, expectante, tal vez ni eso y tan solo mesa, sobrepuesta, superpuesta, la mesa allí toda mesa que no afloja ni cojea, mesa como mesa que es toda así que lo mira todo, que recibe todo, el mundo, los cielos, pedacitos de mundo entre los dedos.
Entonces aparecen las manos y marcan una silueta al tomar un trozo de pan, al tomar un lápiz, una hoja, un cigarrillo que de reojo apunta a una ventana que se viste de recoveco. Hay un antes y un después, no hay propósitos ni motivos que dejen huella alguna más perdurable, no es asunto de opciones, lo que fuera mesa se convierte en puerto, lo que fuera bruma se convierte en viaje.
Los pedazos ahora tienen sus luces encendidas. El resto es borra.
4 comentarios:
Hola Marcelo, gracias por tu saludo y por la oportunidad de conocerte a través de tus escritos. Hasta pronto.
que bello, los objetos cotidianos toman otras formas y se redefinen. a veces es bueno imitarlos.
gracias por la visita.
fiuuuuuj
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