miércoles, 5 de marzo de 2008

Aquellas viejas cartas que ya no quedan

Ya no existen las cartas de antes, peor aún, esas viejas cartas donde se confesaba una vida entera entre flores y lágrimas, de sudor y ternura, de aquí a la eternidad, ya nadie las espera. Ese dulzor a pacto donde la razón no tenía cabida ni pretexto, el detalle cómplice del sobre, el exacto pliegue del papel y su legado perfumado, la delicadeza de la estampilla, el depositar a hurtadillas en el buzón, el homenaje soterrado de la espera, el respiro apretado por la llegada, el encierro privado de mutuo acuerdo para leer a destajo secreto, el abrir con el tacto, con el roce del aire, casi apenas, casi piel, más que piel, pecho y palmo uno solo, todo pecho y dulzor, y sentir el llamado perfume de ese mismo cuello caricia de una vez, y se ilumina el cielo, y se toma aire para lo que viene, para lo que está escrito y establecido en su antiguo juramento, y entonces la unión, el extender de las hojas como pétalos blancos con la punta del suspiro, frente a los ojos, apenas aliento, rubor a todo, sudor imposible de detener, y desnudar cada letra y de ahí cada palabra del vientre mismo, del pecho nuevamente, escurriéndose de pulso, todo pleno, contacto, beso aire, y ese calor a nido de un cielo inmenso de intimidad pura que lo cobija todo. Y el néctar se abre, y el rubor a suave que no hay culpa.

Ya no existen las cartas de antes, ahora el sopesar se ha apoderado del decoro y ha llenado todo de culpa y burla. Ya ni un segundo de ternura tiene cabida en ninguna parte, ha de deambular entre rincones tenuemente, esperando, esperando encontrar a quien quiera recibir una carta de aquellas, para que le diga que la ternura sí existe.

4 comentarios:

Carme dijo...

bonitas palabras. No se porque, pero tu escrito me ha recordado a la pelicula de el perfume.Es cierto que el anhelo de recibir una carta, el simple echo de abrirla,de esperarla es algo incomparable a las nuevas tecnologias.

pero si te diré una cosa en relación a lo que has escrito al final. al fin y al cabo tus escritos son cartas de esas anteriores que tu defines para aquellos que te leen.. o he tenido esa impresion, simplemente y me he "perdido" por un momento en tu mundo.

bonito blog muy bonito.

aina

Anónimo dijo...

Y las cartas que no se envían?
qué me puede decir usted de esas cartas?.


Saludos cordiales.

G.

aitana carrasco dijo...

(yo sí las espero, a las cartas aquellas)

... dijo...

Hola Marcelo
Qué bonito y que cierto! Justo ayer comenté un relato y decía que me gustaban los diarios de papel y el olor de ellos, pero no sé porqué me fui por las ramas y dije que amaba a los carteros (y a las cartas de papel) Después me sentí un dinosaurio entre tantos comentarios modernos, pero era la verdad… ¡Y tú me has dado la razón! Una carta es todo lo que has descrito, y recibirla es una sensación inexplicable. (Tal vez sea que en los emigrantes se agudiza este sentimiento, no sé)
Me ha gustado mucho este texto.
Te dejo un abrazo grande, y buen fin de semana.