martes, 27 de enero de 2009

Interludio de pasado y escombro

Paredes maltrechas. Tejas que se caen. Maleza. Cuando ves una casa derruida empiezas a hurgar partiendo por su pasado, ves lo que ves a la primera paciencia, ves lo que crees y no piensas que son tus ojos, ves un todo insolente, tablas heridas, resabios de lloviznas, una idea de camino extinto a un costado, ves una nada, te duele el abandono, preguntas por alguna respuesta, miras al viento, para el viento no eres importante, te abandonas, sigues tu marcha y dejas las tablas maltrechas en su lugar.

En eso te señalas en la soledad de tu noche, tal vez, que todo pasa porque todo existe, que nada es en banda y el mundo está ante ti frente a la vitrina de tus ojos, Me gustaría que el viento me señalara un día, confiesas a tu propio oído, y sin embargo qué es lo que queda, qué podría quedar, todo queda lejos en una endiablada bruma y tú ni siquiera te reconoces y quieres que alguien más lo haga, como si el viento fuera un empleado tuyo, pobre enmienda, como si el escribir se alimentara del reconocimiento.

Todo se sucede, como las gotas de rocío que siempre saben donde posarse, como el abandono que siempre sabe donde empieza su propio pasado, como nosotros, que aunque no lo veamos, formamos parte del mismo interludio.

6 comentarios:

Sirena Varada dijo...

La realidad enmarañada en su aserto; las mañanas sin querer salir por la ventana, las fuerza del destino desinflado a golpes; las veces que fuimos creyendo que marchábamos: todo lo que eras tú sin saberlo.
Y sin embargo, siempre habrá alguien que nos identifique.

Otro abrazo

Xi dijo...

El delirio es ir olisqueando ruinas como si fuésemos a hallar entre ellas cabellos que un día amamos, pedazos de piel que se salvaron de tanta catástrofe. Ir entrando en casas vacías por si un fantasma nos sale a dar la bienvenida. El delirio es ir trazando líneas entre puntos haciendo el dibujo del destino a pulso, entrando en el futuro como quien pide disculpas, tapándonos los ojos con las manitas como los niños cuando dicen "notoy".

Y a veces, ese asomo de lucidez que nos regala el caos, cuando una mirada se encuentra con la tuya, cuando dos lecturas coinciden y dos botes se reconocen y se saludan, lejos de la orilla.

Instrumentos gastados del mismo interludio.

Un abrazo musical, navegante.

campesina dijo...

Por eso andamos por aquí. Algo misterioso describe en el agua este bote...una idea de camino como cada uno, cada una sigue en su propio delirio...

algo hay en un bote en turquesa que no quiero saber y que disfruto viendo..

Isabandija dijo...

un reflejo aturdido
de sentimiento soledad y abandono


hermoso

carmen jiménez dijo...

Un precioso interludio en el que el viento te ha señalado y yo he podido verte.
Me han encantado las fotografías que tienes expuestas. Una vez podría haber contemplado Valparaíso desde la isla de Robinson Crusoe, pero todo se quedó tras la vitrina de mis ojos.
Saludos.

galatea dijo...

una casa vieja me resulta siempre atractiva, me saca de mi caminar distraído, me detiene y me obliga a mirar.
G.